2007/06/27

Carcassonne - Tarbes

Jueves 3 de Mayo de 2007
No hay mucho que decir de este día. Fue horrible. Si lo de la Toscana te hace pensar que no hay nada como la moto un día lluvioso te explica porqué hay mas coches que motos.
El plan era llegar cuanto antes a casa, a ser posible mañana. Solo pedía que no lloviera. Lo del frio era un asunto menos importante.El cielo era gris en Carcassonne. Fui al garaje del hotel a que me sacaran la moto y salí pitando.
Desayuné dos horas mas tarde en una cafetería en medio de la nada que cobraba precios del centro de París. Las carreteras no eran secundarias y había camiones. Una mierda. Para evitar morirme de frío del aire de los pirineos decidí ponerme a demás de las tres camisetas y una camisa que llevaba y otra camisa de bufanda y dos pares de calcetines...decidí ponerme el pijama por debajo. Eso me hizo ir calentito. Pero si se ponía a llover en serio iba a tener que dormir en bolas.
Todo el día de viaje. Si llovía me paraba, me resguardaba y esperaba. Hasta hoy no me había dado cuenta de lo que dura una lluvia. Normalmente si empieza fuerte suele parar pronto pero si va poco a poco puede durar mas de una hora. Me fijaba en las nubes y el como estaban de oscuras y me animaba a mi mismo diciéndome que detrás de esas montañas parecía que el cielo ya era azul. Elaboraba teorías según las cuales las nubes iban hacia el este y que lo peor ya lo había pasado.
Estaba equivocado. Después de esperar media hora con la moto dentro de una parada de autobús me di cuenta de que o me mojaba un poco o no llegaría a dormir a ningún sitio.
Eran las cinco pero parecía de noche. Daba la impresión de que hacía un año que había estado en la Toscana. Ahora el clima era totalmente invernal. No llegaría a ver Lourdes ni tampoco a Pau. Estaba en Tarbes, la lluvia era como una ducha y no había una parte de tela que no tuviera mojada. Me dio rabia por el pijama. Por suerte el resto de mis cosas estaban cubiertas en la bolsa de plástico que llevo en el asiento del pasajero. Al salir de la ducha de hoy al menos tendría una toalla seca.
Mientras me comía unos twix bajo un alero de hormigón que apenas me cubría decidí que ya era suficiente. Se hacía de noche y esto no podía mas que empeorar. Me fui a al albergue de Tarbes.
Al llegar la recepcionista, que era de Barcelona, me vio con tan malas pintas que me dijo si quería un colacao o algo. Subí a la habitación, puse la ropa a secar lo mejor que pude y bajé a mirar Internet. Estuve charlando con unos chavales que vivían allí. Eran de una especie de intercambio. Había un ruso, un afgano...gente peculiar.
Dormí sin pijama. No sabía si forzar al máximo y dormir mañana por fin en España o tomármelo con calma y llegar en dos días.