El día de hoy en principio era fácil, solo 160km.Por la mañana llovía así que tuve que esperar un poco a que lloviera "menos". Fue imposible. Al final la única opción fue salir con la menor lluvia posible.
El viaje transcurrió razonablemente seco por paisajes como los que aparecen en la foto, carreteras secundarias. Por estos caminos se va despacio pero merece la pena porque te lo pasas mejor. Si lo único que te interesa es llegar rápido entonces te vas en avión.
Como el suelo estaba húmedo pues no se podía ir a toda velocidad. No hubo ninguna parada interesante y como me dolía el pie pues tampoco me apetecía parar. Para cambiar de marchas tenía que utilizar el talón para no hacerme daño en el dedo. Era algo raro pero me acostumbré.
Lo peor de todo a parte de la lluvia era el frió. Los cuatro últimos serán terribles.
El Languedoc era verde, y no parecía muy moderno. Eran como los paisajes de los tres mosqueteros. Había campos, lagos y bosques cuyas hojas sobre la carretera hacían que las ruedas patinaran. Era bonito pero después del accidente en Nimes yo ya solo quería llegar a casa cuanto antes e ir al hospital a que me hicieran una radiografía.
De repente cuando estaba en una llanura de campos de trigo divisé Carcassonne y su fortaleza a lo lejos. Espectacular. Al llegar llamé al albergue pero estaba lleno, por un grupo de escolares catalanes que luego vi paseándose por la fortaleza. Por tanto tuve que coger una habitación en un hotel cerca de la estación. Techos altos y con baño propio. Un lujazo. Encima hacía calorcillo y buen tiempo.
Después de ducharme fui andando hasta la ciudadela. No me gustó, tal vez porque el pie me dolía horrores e iba cojeando. Me pareció un poco Disneylandia. Como Italia no hay nada. Eso si es autentico. Es mi país preferido.
De vuelta en el hotel vi la segunda parte del debate televisado entre Segolene Royal y Nicolas Sarcozy. Fue divertido aunque no entendía muchas cosas. Me entraron ganas de repasar el francés. Hay tantas cosas por aprender...
