2007/06/27

Tarbes - Laukariz

Viernes 4 de Mayo de 2007
Había dos posibilidades. O me lo tomaba con calma y dormía en Biarritz o iba a muerte y llegaba de noche a Laukariz. Opté por no pensar e ir tirando, si llegaba bien, sino pues me daba igual. Esta enseñanza la extraje de la Bhagavadgita, el libro que Gandi siempre llevaba consigo. En una historia sobre un principe que tiene que pelear en una guerra contra un familiar te vienen a decir que debemos realizar nuestras acciones con "desapego por el resultado". Es lo contrario del fin justifica los medios. En este caso los medios son el fin en si mismo. Jon Lennon lo sabía cuando dijo que "la vida es lo que nos pasa mientras hacemos otros planes". Nada mas cierto que eso.
Si llovía me paraba y descansaba. Por eso estuve dos horas en una tienda de muebles de cocina viendo llover. La dueña me trato fenomenal y hasta me invito a un café. A ella también le gustaban las motos. Sinceramente, el tiempo me daba igual. No me iba a comer la cabeza por algo que está fuera de mi control. La mayor parte del tiempo pensaba que dormiría en Biarritz.
Pero poco a poco iba avanzando y a las seis o así ya había llegado a Biarritz así que decidí seguir a casa. Si llegaba a las doce pues daba igual.
Pasar la frontera me hizo ilusión. Me acordaba de todas aquellas veces que había venido a Hendaya al ortodoncista. Antes Francia era muy diferente a España ahora ya no.
Cuanto mas me acercaba peor era el tiempo. Al llegar a San Sebastian era un infierno. En Zarautz me planteé quedarme allí a dormir. Estaba muy cansado y me dolía todo el cuerpo pero al estar lleno el albergue lo vi como una señal y seguí.
Llegar a Ondarribia fue duro. Al llegar a Lekeitio era de noche, las diez. Llamé a Unai y le pregunté si esta noche podría dormir en su casa.
Según me acercaba el tiempo mejoró. Pasé por Guernika y allí unos chicos me dijeron que cogiera la variante y que ya casi estaba. Los últimos kilómetros se me hicieron eternos. Cuando ya me empezaban a sonar los lugares sentí lo mismo que al acabar el camino de Santiago, es decir menos de lo que me imaginaba. En nuestra cabeza las cosas buenas y las malas siempre se amplifican. Conforme entraba en la urbanización notaba como en mi cabeza se iban uniendo todos los caminos y carreteras por los que había venido y como se formaba un camino ininterrumpido de mas de 2000 km de Roma a Bilbao.